La mujer lleva luchando por sus derechos a lo largo de la historia, aunque fuera predominantemente de forma puntual o individual. Ya la matemática Hipatia de Alejandría, en el siglo IV-V d.c., fue asesinada brutalmente por sus reivindicaciones de libertad de pensamiento y autonomía personal de la mujer.
Durante la República Romana, las mujeres se organizaron por primera vez contra la Ley Oppia, que las prohibía llevar más de una cierta cantidad de oro, y las limitaba en su forma de vestir. Y lograron que fuera derogada. Este suceso marcó un hito que condujo a conseguir otras medidas también de vital importancia, como el derecho a divorciarse o el derecho a administrar su propia dote.
Durante la Revolución Francesa, las mujeres se unieron como colectivo y promovieron las primeras peticiones formales de derechos políticos para la mujer, conscientes de que el lema libertad, igualdad y fraternidad entre los hombres no se refería a la humanidad, sino solo a los varones.
Sin embargo, ha sido en el siglo XX cuando se han alcanzado los mayores logros, gracias al inconformismo y sacrificio de muchas mujeres que se rebelaron contra la opresión y la discriminación.
En Europa, el primer Día Internacional de la Mujer Trabajadora tuvo lugar el 19 de marzo de 1911, y sirvió de encuentro entre millones de mujeres que se unieron para hacer públicas sus reivindicaciones, centradas en ese momento en el derecho al voto, derecho al trabajo y a la formación profesional.
Sin embargo, Naciones Unidas fijó el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, al parecer por la relevancia que tuvo el amotinamiento
protagonizado por mujeres rusas el 8 de marzo de 1917, ante la escasez de alimentos. Esta sublevación marcó el comienzo de la Revolución Rusa, que derivó en la caída del Zar y en la proclamación de un gobierno provisional que por primera vez reconoció el derecho a voto de la mujer.
El sindicato de los Profesionales
Pero…¿Por qué un Día Internacional de la Mujer y no del Hombre? Sencillamente porque en este día se conmemora una lucha que los hombres no han tenido que librar: la lucha por su participación en la sociedad y en su desarrollo integro como persona, en igualdad de condiciones que los hombres.
La proclamación de un Día Internacional de la Mujer Trabajadora obedece, pues, a la necesidad de recordar y celebrar los logros de las mujeres en la lucha por sus derechos a lo largo de la historia, lo cual a su vez sirve de estímulo para seguir caminando hacia la igualdad de hecho y no sólo de
derecho.
Y es que, aunque estén proclamados internacional y constitucionalmente y plasmados en multitud de normas y tratados, los derechos no son efectivos si
no se pueden ejercer, si no son reales o si son sistemáticamente incumplidos, ignorados o recortados.
Y precisamente la crisis está sirviendo de excusa para recortar derechos laborales que tanto esfuerzo ha costado alcanzar, siendo la mujer uno de los
colectivos más desfavorecidos. Las políticas de ajuste económico, tanto en el sector público como en el privado, están provocando la precarización de los puestos de trabajo ocupados por mujeres, el aumento de la brecha salarial y el abandono de inversión en medidas de igualdad y conciliación, a pesar de ser una herramienta fundamental que contribuye a mejorar la productividad empresarial, y a erradicar ese sentimiento que acompaña a muchas madres trabajadoras, que no se sienten realizadas ni en el ámbito familiar ni en el profesional por la falta de corresponsabilidad.
Por todo lo que aún queda por hacer, es necesario el Día Internacional de la Mujer. Pero el 8 de Marzo, no sólo es un día de REINVINDICACIÓN, sino también es un DÍA DE CELEBRACIÓN Y RECONOCIMIENTO.
Por ello, desde la Secretaría de Igualdad y Conciliación de CCP, queremos expresar NUESTRA MÁS SINCERA FELICITACIÓN a todas las personas que día a día contribuyen a la igualdad plena y efectiva de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres, o a lo que es lo mismo, a una sociedad más justa e igualitaria.
